11 feb 2012

A propósito de Gloria, José y Manolo


Hace años que caminamos juntos, compartiendo vereda en este largo camino de la divulgación ambiental, convencidos como estamos de que vale la pena trabajar para hacer de este un mundo mejor en el que vivir mejor. Es mi amigo Manolo, Manuel Vílchez.

Cuantos amigos tenéis de los que estáis seguros que nunca os van a fallar, nunca, que siempre van a estar ahí, pase lo que pase, cometáis el error que cometáis, cuantos ¿seguro? Asi me gusta que seáis sinceros. Y todavía podriais bajar otro dedo más de la mano. Bien, pues Manolo es para mi uno de esos dedos.

Lo malo de Manolo es que de vez en cuando, cuando se lo pide el alma, te envia uno de esos mensajes que te dejan absolutamente paralizado, de emoción, de impresión emocional.

El otro dia mi amigo se bajó a su Granada natal para dar un poco de ese amor que acumula en su ancho y profundo corazón (un corazón que de grande que es todavía está por sondear, como la Laguna Negra de Soria: no se le conoce fondo!) a José, su padre, que anda echándole un pulso a su avanzada edad y los avatares de la salud, y a su madre, Gloria, que se desvive por ambos. Y a Granada se llevó algunos de sus libros para instalar allí parte de su nitrida biblioteca. Y entre esos libros mi modesto “Reponer la Tierra” que publiqué con Plaza & Janés hace ya 10 años (cielos, como pasa el tiempo).

Y resulta que el bueno de José, convaleciente de un problemilla que va a superar pronto, muy pronto, se decidió por cogerlo de la biblioteca de su hijo y empezar a leérselo. Y Manolo coge y me manda este mensaje:

“Bajo cero en la calle, el sol subiendo, dia impoluto, por la ventana sur Sierra Nevada blanca, mi padre leyendo el pequeño libro de José Luis Gallego, Reponer la Tierra, comentamos y me dice cosillas sobre lo que pasa en la atmósfera. Mi madre con su gorro de lana con orejeras en forma de cabeza de buho, hecho a mano por una artesana de Bullas, mi padre le dice que no salga a la calle con él. Yo diseñando un proyecto de parquet flotante en la buhardilla en esta humilde casilla de un pueblo pequeño cerca de Guadix, donde la vida fluye a ritmo plácido y los mayores viven el paso de su tiempo soñando siempre estar junto a los suyos.”

El que me mandó después, en respuesta a lo que yo le escribí, es el mensaje más bonito, emotivo y sincero que he recibido en mi vida, pero no lo puedo reproducir aquí.

Es un mensaje personal en el que me narra el Amor (así con mayúscula) de Gloria, su madre, hacia José, su padre, y me describe una escena de hospital, del día que éste sufrió el infarto, que me obliga ahora mismo (y no es broma) a dejar de escribir e irme a tomar un trago de agua del grifo. Ahora vuelvo.

Pues eso, que mi amigo Manolo me mandó uno de sus ganchos de izquierda al corazón en forma de mensaje breve al que acompañaba una foto: esta. La foto de sus padres, de Gloria con su querido José en la cama, apagaillo el pobre pero recuperando fuerzas, y con mi librillo en sus manos.


Te tengo que decir una cosa Manolo, si ese librillo le ha valido a tu padre un momento de entretenimiento, si le ha servido para evadirse un poco de su dolor y pasar un ratillo entretenido aprendiendo un poco más de lo mucho que sabe él de esto de reponer La Tierra, me doy por pagao, repagao, satisfecho y más que recompensado por las largas jornadas que eché en parirlo (ya sabes lo torpe que soy escribiendo y lo mucho que me cuesta).

Os dejo la foto de Gloria y José, con el permiso de Manolo, para que veáis que, a pesar de los pesares, todavía hay gente en el mundo que hace que valga la pena seguir habitándolo, no vaya a ser que un día de éstos te topes con ellos, se conviertan en tus amigos, y hagan que la vida tenga otro sentido: el de intentar parecerte a ellos. Eso es lo que me pasó a mi hace años (bendita sea la naturaleza) con mi amigo/hermano Manuel, Manolo Vílchez, si, el de la revista Integral, el de las cocinas solares, si ese, aquí lo tenéis.

Un beso Manolo, y otro para Gloria y José, cuida de ellos, son tu mayor tesoro.


3 comentarios:

Manolo dijo...

gracias José Luís, mias y de los mios

Carles Duran dijo...

Gracias José Luis, solamente te conozco a través de Manolo y de verte por la tele, pero si un día coincidimos, estaré encantado de conocerte en persona. De verdad me he emocionado con el artículo. Cuando voy por la vida y me encuentro con personas así no puedo más que quererlos y desearles toda la felicidad. Un abrazo muy grande. Carles

Anónimo dijo...

Hola. Me permito añadir la dirección de mi blog (oestrymnio.blogspot.com) por si alguno de los temas sobre Galicia resulta de tu interés. Saludos.