Los dos objetos más visibles del firmamento, Venus y la Luna, han jugado esta tarde al gato y el ratón en un proceso astronómico para todos los públicos, es decir, visible a simple vista y fácil de localizar. La Luna en fase creciente, con solo el 13% de su superficie iluminada, fue acercándose al planeta hasta que lo tapó por completo, durante aproximadamente una hora y 25 minutos, y luego se apartó para que volviera a emerger. Mientras, no muy lejos, Júpiter también exhibía su brillo.
El proceso, conocido técnicamente como ocultación de Venus, ha empezado en horario diurno (16.40) y ha concluido cuando ya era de noche (18.15), aunque la belleza de todo el proceso se ha prolongado mucho más. De hecho, a las siete de la tarde era visible Venus como si se tratara de un pendiente colgando de la Luna. “Se ha visto muy bien porque el cielo estaba muy despejado”, explica Mar López Rubió, de la agrupación astronómica Aster, de Barcelona.
La ocultación de Venus es un fenómeno relativamente habitual visible desde la Tierra todos los años, normalmente dos veces, pero que no se puede contemplar desde todo el planeta, por lo que la posibilidad de verlo en directo en un mismo lugar se reduce a una vez cada cinco o seis años. En este caso, las regiones afortunadas fueron Europa occidental, el noroeste de África y una amplia franja del Atlántico septentrional.
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