Algo de eso, o todo a la vez, me ha provocado la entrevista que mi compañera y amiga Teresa Pérez le ha hecho a Tina Parayre y que publica en su edición de hoy El Periódico:
"EL CABALLO DE MIGUEL"
"EL CABALLO DE MIGUEL"
Edifici Docent de Sant Joan de Déu. Santa Rosa, 39. Esplugues de Llobregat. A las 19.00 horas.
Tina Parayre (Barcelona, 1949), coordinadora de los 265 voluntarios del Hospital de Sant Joan de Déu, lleva 23 años viendo cómo los niños se pelean a mordiscos con la muerte. El libro El caballo de Miguel (Editorial Plataforma), que firma con la escritora Belén Roldán, recoge sus vivencias. Una obra tierna y desgarradora que se presenta hoy.
--¿Qué encierra 'El caballo de Miguel'?--
Historias de niños afectados por graves enfermedades. Casos, con nombres ficticios, explicados desde la vivencia de un voluntario.
--¿Es un símbolo ese caballo?--
Su dueño era un niño de 9 años. Vino a despedirse, ya curado, de la mano de su padre, en la otra apretaba un caballo de plástico que me regaló para otro niño. Meses después lo entregué a un crío que lloraba porque no había caballos en la sala de juegos. Murió abrazado a él. Fue un tesoro para un niño y el último juguete para otro.
--¿Existe algo más gratuito y cruel que ver padecer y morir a un hijo?--
Ver morir a un hijo es un desgarro, un rompimiento, un dolor que no se supera. No hay nada más terrible. Los sueños que pusiste en él desaparecen. Un padre confesó en el entierro de su niño: 'Mi hijo ha tenido una enfermedad que ha podido con él, pero nunca ha estado enfermo'.
--¿Cómo es eso posible?--
Porque a su alrededor había cosas que le hicieron feliz: gente que le quiso y se preocupó de él.
--¿Recuerda la primera historia que vivió en Sant Joan de Déu?--
La de un niño de 13 años. Los chavales maduran muy rápido en el hospital. La madre estaba sola. Iba a ser el cumpleaños del chaval, aquí los celebramos todos. Le pregunté qué regalo le hacía ilusión y contestó: 'Que mi madre deje de llorar'.
--¿Y la más reciente?--
Un crío operado de columna jugaba en silla de ruedas al futbolín. Le pregunté cómo estaba: 'Mejor, imposible porque aquí estoy con mis padres todo el día, hay futbolín y además, estoy ganando', dijo.
--¿Cómo se enfrenta un niño a la muerte?--
Con naturalidad. Es consciente de la muerte pero no lo expresa. Cada día son más pequeños los niños que vienen con intento de suicido. Algunos con solo 10 años.
--¿Y los padres cómo reaccionan?--
Con incredulidad y rebeldía. Niegan la realidad y solo tiempo después lloran hablando de él, pero con una sonrisa, sin amargura.
--¿Cómo se puede ayudar a un hijo enfermo?--
Viviendo intensamente los momentos que te quedan con él. Celebrando su cumpleaños, Reyes..., y dejando las lágrimas para después. Recuerdo que un niño murió dos días después de su aniversario. Estaba esperando la celebración. Algunos aguardan que pasen los días señalados... y después se van. Lo importante de la vida no es lo larga que sea, sino la plenitud con la que se ha vivido.
Tina Parayre (Barcelona, 1949), coordinadora de los 265 voluntarios del Hospital de Sant Joan de Déu, lleva 23 años viendo cómo los niños se pelean a mordiscos con la muerte. El libro El caballo de Miguel (Editorial Plataforma), que firma con la escritora Belén Roldán, recoge sus vivencias. Una obra tierna y desgarradora que se presenta hoy.
--¿Qué encierra 'El caballo de Miguel'?--
Historias de niños afectados por graves enfermedades. Casos, con nombres ficticios, explicados desde la vivencia de un voluntario.
--¿Es un símbolo ese caballo?--
Su dueño era un niño de 9 años. Vino a despedirse, ya curado, de la mano de su padre, en la otra apretaba un caballo de plástico que me regaló para otro niño. Meses después lo entregué a un crío que lloraba porque no había caballos en la sala de juegos. Murió abrazado a él. Fue un tesoro para un niño y el último juguete para otro.
--¿Existe algo más gratuito y cruel que ver padecer y morir a un hijo?--
Ver morir a un hijo es un desgarro, un rompimiento, un dolor que no se supera. No hay nada más terrible. Los sueños que pusiste en él desaparecen. Un padre confesó en el entierro de su niño: 'Mi hijo ha tenido una enfermedad que ha podido con él, pero nunca ha estado enfermo'.
--¿Cómo es eso posible?--
Porque a su alrededor había cosas que le hicieron feliz: gente que le quiso y se preocupó de él.
--¿Recuerda la primera historia que vivió en Sant Joan de Déu?--
La de un niño de 13 años. Los chavales maduran muy rápido en el hospital. La madre estaba sola. Iba a ser el cumpleaños del chaval, aquí los celebramos todos. Le pregunté qué regalo le hacía ilusión y contestó: 'Que mi madre deje de llorar'.
--¿Y la más reciente?--
Un crío operado de columna jugaba en silla de ruedas al futbolín. Le pregunté cómo estaba: 'Mejor, imposible porque aquí estoy con mis padres todo el día, hay futbolín y además, estoy ganando', dijo.
--¿Cómo se enfrenta un niño a la muerte?--
Con naturalidad. Es consciente de la muerte pero no lo expresa. Cada día son más pequeños los niños que vienen con intento de suicido. Algunos con solo 10 años.
--¿Y los padres cómo reaccionan?--
Con incredulidad y rebeldía. Niegan la realidad y solo tiempo después lloran hablando de él, pero con una sonrisa, sin amargura.
--¿Cómo se puede ayudar a un hijo enfermo?--
Viviendo intensamente los momentos que te quedan con él. Celebrando su cumpleaños, Reyes..., y dejando las lágrimas para después. Recuerdo que un niño murió dos días después de su aniversario. Estaba esperando la celebración. Algunos aguardan que pasen los días señalados... y después se van. Lo importante de la vida no es lo larga que sea, sino la plenitud con la que se ha vivido.
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