AMAR LA NATURALEZA

Recién llegado del paraíso (el Parador de Aiguablava) llego a mi estudio, enciendo el ordenador y me encuentro con un correo de mi amigo y compañero Óscar J. González, posiblemente el mejor fotógrafo de naturaleza de nuestro país, en el que me envia unas fotos a las que acompaña con un comentario sobre la dificultad de realizarlas.

Estoy seguro de que el bueno de Óscar no se va a enfadar si comparto con vosotros lo que me explica, y es que creo que vale la pena darlo a conocer para llegar a entender el sacrificio, la inmensa vocación, el gran esfuerzo y hasta la locura que nos impulsa, a los que amamos tan intensamente la naturaleza, a realizar según que cosas.

Primero leed el texto y luego gozad de la fotografía: es un ave dificilísima de ver, por su escasez y por ser muy esquiva y volandera. Seguro que os encanta.

"En el mundo de la fotografía de naturaleza, uno siempre se está proponiendo nuevos retos, y aunque piensas que las locuras que haces serán difícilmente superables, no sé cómo me las ingenio para acabar repitiéndolas y aumentándolas. He ido a hacer gangas y ortegas. Lo normal, que es lo que hice la otra vez que estuve allí, es montar un hide y esperar "cómodamente" sentado 5 horas a que vengan a beber. Pero al ser una laguna salina, todo alrededor del ave queda blanco y es demasiado feo. ¿Cómo solucionarlo? Tumbandome sobre el suelo.

Pensaba que sería imposible permanecer tumbado en un hide de 40 cm de altura sin poder moverme durante más de 5 horas. Pues lo hice, superando incluso las peores adversidades. La laguna se nutre de un par de caños de agua dulce y ahí es donde hay que colocarse. El problema es que esas aguas son fecales, ...

Muchas veces pienso que hubiera sido mejor dedicarme al fútbol, jajaja.