
Abrir uno de los tomates de mi amigo Federico es un festín de los sentidos. Saben a tarde de verano en las huertas de Cullera, a agua de pozo, a lluvia fresca, a brisa del mar aderezada con espliego, romero y genista.
Me dice Federico que la mejor manera de comerlos es al natural, abiertos sobre un plato, sin tan siquiera añadirle un chorro de aceite ni unas escamas de sal, así, como lo tomaríamos en su huerta. Y así lo hago. Y creerme si os digo que no hay bocado más exquisito.
Gracias por devolverme el sabor de los tomates que comia en la huerta de mi amigo Gaspar, que se abría entre los encinares de Les Gavarres, en aquella lejana infancia verde y transparente, cuando tan solo era un jóven e inexperto naturalista enamorado del bosque.
Vale la pena probar esos tomates. No existe producto más exquisito en el mercado.
4 comentarios:
SI LE SOBRA UNA CESTA... TE PASO MI DIRECCIÓN PARA QUE NO SE LE ESTROPÉEN...
Un abrazo José Luis.
José Luís, quina sort, menjar tomàquets com els que comentes! Que difícil és avui dia trobar tomàquets no ja amb sabor exquisit, sinó tan sols amb sabor! La major part dels que es comercialitzen són fats, completament insípids. Entre tanta insipidesa, però, n'he trobat una varietat que és molt gustosa: els tomàquets de cor de bou. Com enyoro els meus proveïdors en el meu mercat aquestes setmanes que són de vacances!
Fantástico artículo, ¿dónde se pueden conseguir estos tomates?
nosotros cultivamos puedes mirar nuestra web hacer pedidos online o venir a vernos
prunafresc.com
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