(Foto: Tiani)
Algunos de los mejores haikus, esos sorbos de belleza que nos brinda la poesía japonesa, están dedicados a los primeros copos de nieve del año, ese ir cayendo pero poco que los hace en sí mismos una obra de arte.
El primero que vemos suele pillarnos desprevenidos. Muchas veces ocurre en noviembre. Es perfectamente diferente de las semillas del chopo o del diente de león, pero las evocamos antes a ellas. Aunque estemos a las puertas del invierno cuesta creer que esté empezando a nevar pues esos copos a penas se mueven.
Tengo una primera nieve de noviembre para contar. No hacía frío. Estábamos en un refugio de montaña, al pié de los Torreneules, en el Alto Freser: uno de los lugares más bellos y menos promocionados del pirineo catalán. Miraba a través de los prismáticos unos rebecos que habían bajado al río. No me percaté de que empezaba a nevar.
Pero todavía recuerdo las palabras de mi compañero Tiani: el mejor rastreador que he conocido nunca. Mirando por la ventana desde la lumbre soltó: "parece que el aire tenga caspa".
Y eso era exactamente lo que estaba ocurriendo.
(A la memoria de mi amigo Tiani)
INTEGRAL 322 (Noviembre 2006)
"Instantes de naturaleza" con José Luis Gallego
1 comentario:
que el aire tenga caspa! genial!
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