Nos habló de las amenazas que se ciernen sobre los "indios isolados", las pequeñas tribus que permanecer aún sin contactar, es decir, que permanecen ajenos al resto del mundo, sin saber que existe nuestra crispada sociedad, que es el dinero, una bombilla, un teléfono móvil, un ordenador, un coche...son los últimos habitantes de ese paraiso que algún dia fue la Madre Tierra.
Después de la conferéncia de Sydney, tras presentar la Red Internacional de Escritores por la Tierra, de la que ambos formamos parte, y ya en casa de mi querido amigo Ángel Juárez, organizador del acto, fundador de la Red y de esa maravilla de ONG que se llama Mediterrània, vino la cena al aire libre que nos preparó Úrsula, la mujer de Ángel (gracias por ese gazpacho, no es broma que es Andalucía hecha zumo, y gracias a Carmen por los caracoles) y la conversación bajo las estrellas, hasta altas horas de la madrugada.
Fue ésta junto a Sydney, Ángel y el resto de los amigos una de esas noches mágicas en las que se comparten emociones, de las que nacen grandes proyectos y dónde se afianzan los compromisos con el planeta y con el Ser Humano. Nunca seré capaz de transmitiros lo que siento en noches como la de ayer. Acaso una felicidad inmensa al sentirme un afortunado, un privilegiado por conocer a gente tan importante y tan maravillosa y muy dichoso por poder avanzar juntos, cogidos de la mano, cada uno desde su trabajo pero con un objetivo común: el de preservar la Belleza, defender la Libertad, y hacer de éste un mundo más limpio, sano y verdiazul.
Gracias Sydney, grácias Ángel. Os quiero.
José Luis GALLEGO
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