20 ene 2014

UN MUNDO QUE AGONIZA



Hace muchos años que leí ese gran libro de Miguel Delibes, en el que este gran amante de la naturaleza denunciaba el grave deterioro ambiental que estaba sufriendo el Planeta y las consecuencias a las que nos podíamos ver abocados si no dejábamos de agredirlo.

Ayer recibí esta imagen, publicada en varios medios de comunicación, que demuestra hasta que punto las palabras del gran novelista castellano pueden resultar una profecía.

Se trata de la tristemente famosa plaza de Tiananmen, en el centro de Pekin, donde las autoridades locales han decidido instalar una gigantesca pantalla de vídeo para retransmitir cada día en directo la salida del sol. Y es que los niveles de contaminación atmosférica son tan elevados que han convertido el cielo en una tóxica nube gris a través de la cual no se puede ver nada.

La imagen es terrible, de película de ciencia ficción. Pero lamentablemente no se trata de un montaje, sino de la realidad a la que deben de hacer frente los millones de ciudadanos chinos que asisten, imagino que asolados, al espectacular crecimiento económico de su país a cambio de respirar un aire envenenado, beber unas aguas contaminadas, y verse hacinados en un mundo en el que la palabra naturaleza empieza a ser una utopía y ni tan solo es posible imaginarse como es un amanecer.

Un mundo que agoniza mientras aumenta su cotización en bolsa.
    

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