2 mar 2008

LA ESCOPETA NACIONAL

Escribo este artículo sin saber si son muchos los que han salido de caza mayor. Hoy (por ayer) los cazadores de la escopeta nacional, esos que invitan a grandes fortunas europeas a sus cotos privados y organizan tonterías con nostalgia de No-Do, amenazan con cazar una pieza mayor: quieren cazar a la ministra Cristina Narbona.

Están en pie de escopeta, y su sonora indignación es por la restricción de cazar con perdigones de plomo en los humedales protegidos, tal como plantea la nueva ley de Patrimonio Natural. Puede que les funcione la manifestación, no en vano son los mismos que llevan toda la legislatura ocupando calles, que si un poco de obispos, otro poco de familia, otra más de terrorismo, y así aprendiendo a protestar, que en la oposición se vive muy duro.

Por supuesto, no es nada casual montar esta manifestación en plena campaña electoral, como tampoco lo es que los anfitriones de la caza mayor sean todos amigos y residentes en la calle Génova. Por un día, pues, dejarán sus mansiones, sus muchos perros de caza, sus caballos, sus amigos millonarios del colorín y asaltarán las calles de Madrid al grito pelado de "Por el campo, la caza y la conservación". Quieren usar el plomo en los humedales protegidos, porque para eso son las grandes fortunas del país, y sus cacerías no están sometidas a la bondad medioambiental. No esconderé mi rechazo frontal, mi repugnancia, hacia la caza.

Nunca entenderé que, para divertirse, alguien necesite matar a un ser vivo. El miedo, el sufrimiento, la agonía de un animal perseguido y cazado, con el único fin de divertirse, son la expresión de un acto bárbaro, la constatación definitiva de que el más primitivo de los seres vivos es el humano. Pero, a pesar de mi pública posición respecto a la actividad de la caza, no considero que todos los cazadores tengan la insensibilidad, ni la prepotencia, de los que hoy quieren manifestarse.

La ministra Narbona no ha planteado una ley contra la caza; ni siquiera una ley que la ordene o la acote. ¡Ya quisiéramos algunos una ley más restrictiva! Lo único que se plantea en la ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad es ampliar la prohibición que ya existía desde el 2000 de usar perdigones con plomo en algunas zonas de caza. Ni siquiera se prohíbe en todo el territorio nacional, como ocurre en Dinamarca u Holanda, o en todos los humedales, como pasa en Austria, Alemania, Francia y otros países.

Muy al contrario, es una ley tan tímida que sólo plantea prohibir el uso de este contaminante en el 0,1% de todo el territorio español. Los humedales que se quieren proteger son los de la Red Natura 2000, que incluyen los hábitats de las aves acuáticas migratorias de África y Asia. Es decir, esta ley, contra la que se manifiestan los hidalgos de la escopeta nacional, es la más flexible, tolerante y menos comprometida de toda la Unión Europea. A pesar de ello, es un avance. Vayamos a los hechos.

El plomo es un material pesado extremadamente tóxico para los organismos vivos. Contamina el suelo, las aguas, los microorganismos, la flora y la fauna. El envenenamiento por plomo es, hoy por hoy, la principal causa de la muerte masiva de aves acuáticas. Según los datos de Medio Ambiente, cada año se esparcen unas 50.000 toneladas de plomo, lo que provoca la muerte de más de 40.000 aves acuáticas. La leve restricción que Cristina Narbona plantea no impedirá que se continúen contaminando acuíferos, aguas subterráneas, ríos y tierras con plomo, pero al menos intenta salvaguardar los humedales más importantes donde habitan estas aves. Impedirían, así, una parte importante de las muertes.

Todo ello a favor de todos, de los proteccionistas, porque salvaguarda muchas vidas. De las propias aves, como es evidente. E incluso, ¡oh, ironía!, de los mismísimos cazadores, cuya fauna para perseguir sería más sana y abundante. Y esta última frase, si me permiten la confesión, la digo con la nariz tapada.

Para acabar, los que salen a manifestarse no están defendiendo una actividad que les gusta, la caza, porque ninguna ley la ataca. Salen a defender caducos privilegios de casta: la de los que creen que las leyes proteccionistas son cosas de siervos.

(Publicat a LA VANGUARDIA, http://www.lavanguardia.es/)

1 comentario:

Anónimo dijo...

"La escopeta nacional", gran film de Luis García Berlanga